UNA REFLEXIÓN SIMBÓLICA SOBRE EL CORONAVIRUS
Por Jesús García Consuegra González
Según los grandes maestros espirituales, para comprender cómo debemos comportarnos para seguir las directrices de nuestro espíritu, debemos analizar constantemente los símbolos cotidianos que hay a nuestro alrededor.
Pues bien, hoy me he puesto a analizar el símbolo de lo que le está ocurriendo a la Humanidad con objeto del coronavirus y he llegado a una conclusión que me gustaría compartir. Para ello me he basado en el Árbol de la Vida, el cual se compone de 10 sefirots, llamados en orden descendente: Kether (Corona), Hochmah (Sabiduría), Binah (Inteligencia), Hesed (Bondad), Gueburah (Severidad), Tipheret (Belleza), Netzah (Victoria), Hod (Esplendor), Yesod (Fundamento) y Malkuth (Reino).
Este árbol representa al macrocosmos (Universo) y al microcosmos, el ser humano. Por lo que cada ser humano, simbólicamente, está representado en el Árbol de la Vida, cuyo significado sigue siendo objeto de estudio en nuestros tiempos por todos los que se interesan por el mundo espiritual, ya sean de una u otra religión.
Pues bien, hoy me he puesto a analizar el símbolo de lo que le está ocurriendo a la Humanidad con objeto del coronavirus y he llegado a una conclusión que me gustaría compartir. Para ello me he basado en el Árbol de la Vida, el cual se compone de 10 sefirots, llamados en orden descendente: Kether (Corona), Hochmah (Sabiduría), Binah (Inteligencia), Hesed (Bondad), Gueburah (Severidad), Tipheret (Belleza), Netzah (Victoria), Hod (Esplendor), Yesod (Fundamento) y Malkuth (Reino).
Este árbol representa al macrocosmos (Universo) y al microcosmos, el ser humano. Por lo que cada ser humano, simbólicamente, está representado en el Árbol de la Vida, cuyo significado sigue siendo objeto de estudio en nuestros tiempos por todos los que se interesan por el mundo espiritual, ya sean de una u otra religión.
Viendo el Árbol como una entidad macrocósmica, Kether-Corona representa a Dios, al Ser Supremo; y como una entidad microcósmica, a lo más elevado del ser humano, al Espíritu.
Como todo el mundo sabe, por repetirse exageradamente en todos lo medios de comunicación, tenemos en la sociedad mundial un virus llamado Coronavirus, el COVID-19, es decir una enfermedad vírica que está en La Corona, en kether, en la parte más elevada del ser humano, en sentido microcósmico y en Kether o Dios en sentido macrocósmico.
¿Qué puede significar todo esto fijándonos en los símbolos? Veamos:
Empecemos diciendo que, para entender las cosas en el mundo físico, hemos de fijarnos siempre en la Ley de Correspondencia, de Hermes Trismegisto, que reza así: «Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba», en virtud de la cual se puede conocer lo invisible por medio de lo visible.
Según esta premisa, el mundo de abajo (físico) se debería poder conocer si estudiamos la organización del mundo de arriba (espiritual).
Veamos algunas correspondencias:
-Espiritual: Kether – Corona – Dios, se corresponde en lo físico con Rey - Mente – Espíritu.
- Espiritual: Protectores – Ángeles se corresponde con Sanitarios – Defensores – Defensas del cuerpo
- Espiritual: Designio Divino con Idea - Pensamiento
- Espiritual: Protectores – Ángeles se corresponde con Sanitarios – Defensores – Defensas del cuerpo
- Espiritual: Designio Divino con Idea - Pensamiento
Podríamos seguir dando correspondencias, pero para el objeto que nos ocupa, de momento, son suficientes.
Según éstas, veamos ahora la interpretación:
Según éstas, veamos ahora la interpretación:
Un virus que amenaza nuestra salud de forma seria se nos ha colado en la parte mas elevada de nosotros mismos. Esta amenaza nos obliga a meternos en casa y a renunciar a la vida social. Ataca principalmente a los más vulnerables, las personas con enfermedades graves o bajas de defensas.
¿Qué puede ser este virus tan virulento a nivel mundial?
Bueno, según mi punto de vista, creo que estamos perdiendo los valores morales; es decir, en este siglo XXI, la sociedad ha perdido e incluso, en muchas ocasiones, ha dado la vuelta a los valores que nos caracterizan como seres humanos. Hay en general un exceso de materialismo, separatismo y egoísmo, con algunos dirigentes que incitan al odio y a imponer una escala de valores perversa que elevan a leyes, apartando lo espiritual del ser humano y dejándole sin fe. El separatismo es egoísmo y materialismo y, principalmente en España, se está incitando con mucha frecuencia a la desunión, al egoísmo y a la individualidad.
Bueno, según mi punto de vista, creo que estamos perdiendo los valores morales; es decir, en este siglo XXI, la sociedad ha perdido e incluso, en muchas ocasiones, ha dado la vuelta a los valores que nos caracterizan como seres humanos. Hay en general un exceso de materialismo, separatismo y egoísmo, con algunos dirigentes que incitan al odio y a imponer una escala de valores perversa que elevan a leyes, apartando lo espiritual del ser humano y dejándole sin fe. El separatismo es egoísmo y materialismo y, principalmente en España, se está incitando con mucha frecuencia a la desunión, al egoísmo y a la individualidad.
Esto significa que nuestra mente esta infectada con el virus del egoísmo y de falsos valores, que, de seguir así, nos dejarán sin defensas.
Si quitamos lo espiritual del ser humano, a Dios ¿qué nos queda? Un mundo sin fe y con miedo a la muerte, que nos hará más vulnerables frente a cualquier ataque.
Este confinamiento en casa debe hacernos reflexionar sobre lo que estamos haciendo con nuestras vidas. ¿Estamos propagando el virus de los falsos valores, infundiendo miedo a la muerte, negación de lo espiritual y egoísmo? O, por el contrario, ¿estamos haciendo lo posible para que el ser humano recupere su fe y creencia en lo espiritual para reforzar sus defensas y protecciones?
Nuestra responsabilidad para recuperar los buenos valores es grande, ya que la fe y esperanza en un más allá después de la muerte cobra especial importancia en los que se van acercando a la edad en que deben abandonar el mundo físico, nuestros mayores y las personas gravemente enfermas. Es por eso que este virus les ataca con mayor virulencia. Lo que nos dice este símbolo es que no debemos contagiarles con nuestra falta de fe en lo espiritual, sino, en lo que sea posible, infundirles el aliento y la confianza en Dios.
En España, este virus se ha cebado principalmente con la Comunidad de Madrid.
Madrid es la capital de España, podríamos decir su centro. Desde aquí tiene lugar el Gobierno que debería gobernar para todo el país y velar por la unión y descartar los egoísmos y separatismos. Y otra vez nos encontramos con lo mismo: la unión y la solidaridad de los españoles se encuentra amenazada por el virus de la desunión y el egoísmo. Me consta que los españoles somos solidarios y altruistas y, frente a unos pocos que dejan los supermercados vacíos para llenar sus despensas, no dejando productos básicos para los demás; y otros, que sólo se preocupan de sus propias regiones sin querer compartir sus riquezas sobrantes con los que no tienen, estamos la mayoría, que somos solidaros y altruistas, como así lo estamos demostrando cada día que pasamos en este confinamiento la gran mayoría de españoles.
Podría seguir diciendo muchas más cosas de este virus, pero creo que con esto, por el momento, es suficiente y concluiré:
Madrid es la capital de España, podríamos decir su centro. Desde aquí tiene lugar el Gobierno que debería gobernar para todo el país y velar por la unión y descartar los egoísmos y separatismos. Y otra vez nos encontramos con lo mismo: la unión y la solidaridad de los españoles se encuentra amenazada por el virus de la desunión y el egoísmo. Me consta que los españoles somos solidarios y altruistas y, frente a unos pocos que dejan los supermercados vacíos para llenar sus despensas, no dejando productos básicos para los demás; y otros, que sólo se preocupan de sus propias regiones sin querer compartir sus riquezas sobrantes con los que no tienen, estamos la mayoría, que somos solidaros y altruistas, como así lo estamos demostrando cada día que pasamos en este confinamiento la gran mayoría de españoles.
Podría seguir diciendo muchas más cosas de este virus, pero creo que con esto, por el momento, es suficiente y concluiré:
Creo firmemente que, para acabar con el virus físico, hemos de acabar primero con el simbólico; es decir, recuperar los valores espirituales y altruistas y colocarlos en lo más alto de nosotros mismos, en nuestra mente y desechar toda idea de egoísmo, separatismo, desunión y materialismo. De esta forma, infundiremos aliento a los que han perdido la fe en la vida, a los que han dejado de creer en la bondad y la unión del ser humano y en el mundo espiritual y reforzaremos, asimismo, nuestras defensas y las de los demás. Si lo hacemos así, creo firmemente que pronto, en lugar del virus, se propagará la salud y la vida volverá a su cauce.
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